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REFLEXIONES DE VIDA: MANUAL SOBRE TI Y TU EXISTENCIA
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REFLEXIONES DE VIDA: MANUAL SOBRE TI Y TU EXISTENCIA

Prólogo: ¿Para qué estamos aquí? — El sentido de la vida como camino, no como destino Hay preguntas que no se responden con palabras, sino con vida. Y esta, sin duda, es una de ellas: ¿Para qué estamos aquí? La escuché tantas veces. En conversaciones íntimas, en momentos de crisis, en noches largas sin sueño… Y también la sentí en mí, en esos días en que todo parece ir bien por fuera, pero por dentro falta algo. Un no sé qué, un no sé por qué, un vacío pequeño pero insistente que te susurra: “¿Esto es todo? ¿Así va a ser la vida?” Buscar el sentido de la vida no es solo una inquietud filosófica. Es una necesidad del alma. Porque el cuerpo se conforma con alimento, pero el espíritu necesita propósito. Necesita dirección. Necesita saber que cada paso que damos nos lleva a algún lugar que tenga sentido, aunque no siempre lo entendamos. ¿Estamos aquí solo para sobrevivir? No. Yo no lo creo. No vinimos solo a trabajar, pagar facturas, cumplir expectativas y llegar a fin de mes. No vinimos a coleccionar logros ni a cumplir rutinas vacías. Vinimos a vivir de verdad. A sentir. A crear. A amar. A equivocarnos. A aprender. A descubrir quiénes somos más allá del ruido. A dejar huella, aunque sea pequeña, en la vida de alguien más. Como decía Viktor Frankl: “Quien tiene un porqué, puede soportar casi cualquier cómo.” Y ese “porqué” no siempre es una gran misión épica. A veces es algo sencillo, íntimo, pero profundamente verdadero: Acompañar. Cuidar. Inspirar. Servir. Crear belleza. Transformar el dolor en ayuda. Darle un sentido al caos. ¿Y si el sentido no es algo que se encuentra, sino algo que se construye? Muchos buscan respuestas como quien busca un tesoro enterrado: creyendo que un día, sin más, aparecerá. Pero yo creo que el sentido de la vida no está escondido… está en lo que hacemos cada día. En cómo tratamos a los demás. En cómo nos hablamos a nosotros mismos. En lo que elegimos sostener y en lo que decidimos soltar. En los momentos en los que, aunque sea por un segundo, sentimos que todo encaja… que estamos justo donde debemos estar. El sentido de la vida no es una meta que se alcanza. Es una dirección que se siente. Es preguntarte cada mañana: ¿Esto que estoy haciendo… me conecta con lo que soy? ¿A esto le pondría mi nombre con orgullo? ¿Y si estamos aquí para volver a nosotros? Quizá estamos aquí para eso: Para recordar quiénes somos. Para deshacernos de lo que nos enseñaron y reencontrarnos con lo esencial. Para volver a casa… a esa casa interior donde hay calma, verdad, propósito. Quizá estamos aquí para amar más y temer menos. Para abrir los brazos al presente. Para darnos permiso de ser humanos, vulnerables, imperfectos… y, aun así, profundamente valiosos. Y tú… ¿Estás viviendo la vida que te acerca a tu verdad o la que se espera de ti? ¿Estás ocupado en cosas que alimentan tu alma… o solo en sobrevivir? ¿Qué le daría sentido a tu día si hoy fuera el último? “El sentido de la vida es darle sentido a la vida.” — Viktor Frankl “No estamos aquí solo para existir. Estamos aquí para despertar.” — Martín
6.05 IVA incluido

Martín Arévalo

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